Friday, October 11, 2002

Ya hemos empezado las clases de natación en una piscina estupenda porque es de agua caliente. El único inconveniente es que está en la quinta puñeta, así que normalmente nos lleva una amiga, Elaine, que vive cerca de nosotros y que también se ha apuntado con su hijo Steven. Casi todos los niños de San Francisco hacen un cursillo en esta piscina. Me he encontrado mucha gente conocida. Cada día hacen 3 cursillos para bebés y los llenan todos, es más, hay lista de espera. Así que nos podemos considerar afortunados. La semana pasada fue la primera clase. Iain disfrutó de lo lindo, chapoteaba sin parar con pies y manos, y se reía continuamente. El monitor siempre lo elegía para empezar un nuevo ejercicio porque se deja hacer de todo sin rechistar. Y lo mejor es que quería nadar sin mí, le estorbo! Esta semana, como Luigi se ha tomado unos días libres, ha ido él. Elaine no ha podido llevarlos porque Steven tiene fiebre, así que ha tardado 3 h en ir y volver, menuda odisea. Al llegar a casa me ha dicho que después de su clase han tenido que cerrar la piscina porque un bebé se ha hecho caca y se le ha escapado del pañal. Por la cara que ha puesto, no he tardado ni medio minuto en captar que el niño en cuestión ha sido mi hijo! Ya sabía yo que algo iba a pasar.

Tuesday, October 08, 2002

A ver qué más recuerdo de estos últimos días…Ah, sí! Luigi se llevó a Iain al supermercado hace un par de días. La última vez que lo hizo, fue antes de las vacaciones que pasamos en España e Italia, o sea hace casi 2 meses. Y claro, Iain se ha desarrollado mucho desde entonces, y Luigi a veces todavía necesita darse cuenta de esto. Pues bien, además de romper un yogourt, el niño intentó suicidarse. Obviamente, Luigi no corrió a contármelo, pero cuando volvieron y le pregunté cómo había ido todo y me contestó que más o menos bien, me olí algo raro. Me costó trabajo sonsacarle lo del intento de suicidio, pero cuando me propongo sonsacarle información, no se me resiste. Estaba Iain montado en el carrito de la compra cuando de repente se puso de pie y saltó de cabeza. Los carros aquí son enormes, directamente proporcionales al volumen de comida que ingiere la media de los americanos. Toda la gente de alrededor que pudo ver el desarrollo de los hechos, soltó un grito al unísono, con el estómago en la garganta, y no sé si fue entonces cuando Luigi se dio cuenta de que su hijo estaba volando por los aires, o si ya lo había visto antes. Prefiero no saberlo. Por suerte, si algo tiene bueno Luigi son los reflejos, y salvó al niño agarrándolo de un pie en el último momento, cuando estaba a punto de estrellarse. “Good catch” le dijo un chico que estaba junto a él, “bad father” pensaban las madres de alrededor, que lo miraban mal por no haberle puesto el cinturón de seguridad. Espero que haya aprendido la lección.